Cuando en 1978 Mary Warnock acuña el término "Necesidades Educativas Especiales" se produce un gran avance en la Educación Especial, ya que esta denominación lleva implícita la necesidad de que los alumnos con discapacidad u otro tipo de problemas o dificultades dejasen de trabajar de manera paralela a como lo hacían los demás alumnos, e instaba a que se tomasen medidas en los centros para atender a esas dificultades de aprendizaje de estos niños y niñas.
No obstante, aunque este modelo dio un paso de gigante en el abandono del etiquetaje y la clasificación según discapacidad, nunca dejó de poner el foco de atención en las necesidades que presentaba el niño para que éstas fuesen subsanadas con ayudas y apoyos adicionales que llevasen al alumno en cuestión a "desvencijarse" para intentar recomponerse y "parecer" uno más de los alumnos del sistema.
Es lo que en la legislación educativa actual se conoce como Principio de la "Normalización"
Por tanto, lo que aprendimos de aquel "Informe Warnock" es que las necesidades educativas especiales vienen adheridas al alumno, y el centro debe estar alerta para descubrirlas mediante evaluaciones, pruebas, test, etc. que pongan de manifiesto los problemas que presenta cada uno de estos alumnos.
En definitiva el "gran avance" había sido no delimitar a un alumno como alumno con X, sino alumno con NEE, para englobar en esta denominación a un número determinado de niños que presentaban problemas para el aprendizaje y la participación.
La Respuesta Educativa
Y derivado de esto surge la expresión "respuesta educativa" que el centro debe dar a las necesidades que demanda el alumno con NEE. Según esto, el centro debe conocer las NEE de sus alumnos y poner toda su maquinaria en marcha para responder a las mismas. Esto podría haber sido bien o mal interpretado, sin embargo y como cabía esperar fue mal interpretado. Y fue mal interpretado porque no se ha llegado a separar los términos Necesidad y Problema de una forma clara y explícita.
PROBLEMA ≠ NECESIDAD
Generalmente cuando preguntamos por las necesidades que presenta un alumno la respuesta suele ir en la línea de "problemas de memoria, pobre vocabulario, escasos recursos comunicativos...".
¿Realmente es esto lo que necesita el niño?
¿Necesita el niño tener escasos recursos comunicativos?
¿A que va a ser más bien que el niño necesita comunicarse de forma adecuada con su entorno?
Cuando los informes de Evaluación Psicopedagógica, los Censos de Alumnos con NEE o las diferentes Aulas o Equipos Especializados se refieren a los alumnos lo hacen atendiendo a que se trata de alumnos con NEE asociadas al problema tal. Este problema se analiza, estudia, se clasifica, se gradúa, se tipifica y se , con lo cual se desvirtúa el término NEE y se convierte más en una expresión "políticamente correcta" para designar a un cierto tipo de alumnos, que a una forma de trabajar en el centro para aumentar la participación y reducir las NEE de sus alumnos.
Pero no se está conforme con esta expresión de NEE para delimitar lo que un alumno necesita (déficit centrado en el alumno) sino que se amplían los calificativos para poder ofrecer unas respuestas más automáticas, burocráticas y diferenciadas a los diferentes niños con problemas en su aprendizaje. Por esta razón surge el término NEAE, para no mezclar chivos con cabras.
Ya con esta aclaración clasificatoria realizada podemos tener claro si las adaptaciones que se le tienen que hacer al niño son de un tipo u otro, si las ayuda que requieren son adecuadas a su condición o no y si los apoyos los hacemos en tal o cual lugar.
Mi opinión es que la denominación NEE debería haber nacido desprovista de la última E, que indica especial, ya que esta denominación según la RAE se refiere a algo que "se diferencia de lo común o particular". Esta denominación de especial nos lleva directamente a la idea de especialista, especialidad. Y un especialista es el que atiende a las personas especiales. Y un niño especial es el que está alejado de lo común y de lo ordinario. Y desde luego está en dirección completamente opuesta a la idea de inclusión.
Tener presente las necesidades de todos y cada uno de los alumnos es absolutamente necesario para alcanzar una escuela para todos. Puede que algunos alumnos tengan unas necesidades menos frecuentes que otros pero deben tenerlas a título individual.
El cambio de paradigma
Pero detrás de toda esta argumentación que vengo realizando hay un componente entre líneas que subyace a todos los demás: ¿viene la necesidad adherida al niño con problemas? ¿nos hemos preguntado alguna vez dónde nace esa necesidad del alumno? ¿o debería decir "necesidad mutua"?Lo que quiero decir es que las necesidades que les atribuimos al alumno en realidad son necesidades nacidas de una situación de conexión entre alumno y sociedad. Si un alumno necesita conocer y trabajar con la lectoescritura, entiendo que es porque en el centro se le están planteando situaciones reiteradas en las que es necesario usar esta forma de expresión. Si un alumno necesita adquirir y usar un sistema de comunicación es porque en el centro se le están planteando situaciones comunicativas continuas. Y como el centro es un reflejo de la sociedad, todas esas necesidades que situamos en el alumno no son más que demandas del entorno para interaccionar.
Esto debería llevarnos a pensar que la necesidad no solo la tiene el alumno, sino también el contexto. Si el contexto pretende que todos sus componentes se comuniquen entre sí, el contexto debería otorgar diferentes formas de expresión para que cada uno de estos miembros pueda encontrar y acomodarse con la que puede realizar. Quizás, visto de esta manera, la necesidad es mutua: el individuo necesita comunicarse y el contexto necesita que el individuo se comunique. Se trata de una necesidad mutua.
Sin embargo el modelo de NEE coloca la necesidad en el alumno y pone todos los medios en que el alumno se ajuste al modelo único que se propone, sin darse cuenta que el modelo que propone es precisamente el que deja fuera a ese alumno. Modelos únicos de lectura, modelos únicos de expresión, modelos únicos de evaluación, modelos únicos de motivación.
Las Barreras al Aprendizaje y la Participación
Booth y Ainscow proponen un cambio de paradigma en el mismo sentido que hoy lo estoy haciendo yo. En su Index For Inclusion (2000) nos hacen una propuesta muy significativa:En el Index, el concepto de “Necesidades Educativas Especiales” es sustituido por el término “barreras para el aprendizaje y la participación”. Consecuentemente, la inclusión implica identificar y minimizar las barreras para el aprendizaje y la participación y maximizar los recursos que apoyen ambos procesos. Las barreras, al igual que los recursos para reducirlas, se pueden encontrar en todos los aspectos y estructuras del sistema: dentro de los centros educativos, en la comunidad, en las políticas locales y nacionales. Las barreras pueden impedir el acceso al centro educativo o limitar la participación dentro de él.
Desde esta perspectiva propuesta en el Index, la principal misión del centro educativo es descubrir las propias barreras que está poniendo a las diferentes formas de participar de todo su alumnado. Si el centro ofrece una amplia gama de formas de expresión, comunicación, acción y motivación (Diseño Universal de Aprendizaje) abrirá un abanico de posibilidades que reducirá notablemente las necesidades de todos sus alumnos, y muy posiblemente no hablaremos de necesidades "especiales" sino de Barreras no resueltas.
Créditos: Guía para la Evaluación y mejora de la Educación Inclusiva. Universidad Autónoma de Madrid
Saludos, Antonio :-)
ResponderEliminar[Al publicar me ha salido que hay un límite de caracteres, por lo que te comentaré la entrada en dos comentarios :-) ]
En primer lugar, felicidades por el blog, que no para de crecer y demostrar tu profesionalidad y dedicación a la consecución de la inclusión en los centros escolares. Enhorabuena y que sigas teniendo tanta fuerza, intención e ideas.
Sin embargo hay algunas cosas en tu entrada de hoy que no terminan de llegarme. Empezando con la consideración que realizas sobre el Informe Warnock. No entiendo que, hablando de lo que supuso, escribas "gran avance" entrecomillado, en cursiva y subrayado. ¿Es que no lo fue, Antonio? ¿No fue un gran avance en la época en la que surgió? Hablamos de 1978. Sin ese tipo de acontecimientos en la Historia de la EE, no estaríamos hoy hablando de inclusión, ni de cómo podemos ofrecer una mejor respuesta a las NEAE de nuestro alumnado. Creo que el hecho de que todavía nos reste mucho camino por recorrer en lo que a inclusión escolar y social se refiere, suponga que tengamos que valorar como poca cosa lo que se ha conseguido hasta ahora. Y el Informe Warnock planteó un giro muy importante en la consideración de las características y necesidades educativas de aquellos y aquellas para los que -hasta aquel momento- se construían itinerarios educativos más centrados en sus déficits que en sus posibilidades.
A continuación estableces una distinción clara entre lo que son "problemas" y "necesidades". Evidentemente, son cuestiones diferentes, pero están íntimamente relacionadas. El cambio de paradigma supuso centrar nuestros esfuerzos en la adecuación de los sistemas a las características del alumnado, atendiendo más a la necesidad que al problema. Por seguir tu ejemplo, "tener escasos recursos comunicativos" es un problema que genera una necesidad que se superpone con otra necesidad: todo el mundo (a priori) tiene necesidad de comunicarse y la persona con escasos recursos comunicativos necesita encontrar en su entorno posibilidades de interacción. Creo que en la escuela hoy día esto está mayoritariamente superado, se distinguen los problemas de las necesidades y se atiende lo mejor posible a éstas. En la sociedad creo que también se han hecho avances, pero sigue habiendo colectivos muy necesitados de visibilidad y respuestas. También la crisis ha traído retrocesos notables en algunos casos, como el que vienen padeciendo las personas sordas en Andalucía.
(Continúa en el siguiente comentario)
(Viene del anterior comentario)
ResponderEliminarDespués llegamos a la parte "especial" del post, donde creo que se produce una confusión. "Especialista" no es la persona que atiende a personas especiales, sino un/a profesional capacitado en una rama concreta de una disciplina.(http://dle.rae.es/?id=GWXrHCl) Un especialista de Inglés, enseña Inglés, y es especialista por ello, no por enseñárselo a tales o cuales alumnos/as. Y en lo que se refiere a "especial", a mí es una palabra que no me molesta en absoluto y que, además, entiendo que debe estar en línea con la inclusión. Entiendo que incluir es reconocer a la persona tal y como es. No veo qué tiene de malo ser especial. No veo qué tiene de malo estar alejado de lo ordinario. Creo que el problema es lo que hacemos o no con ello, no serlo propiamente. A veces nos liamos mucho con el lenguaje y los términos, y en algunos casos les acabamos dando más importancia de la que verdaderamente tienen.
Para ir terminando, y en lo que se refiere a las "necesidades del contexto", tengo que decir que no estoy de acuerdo con todo lo que comentas. Sí concuerdo con la parte que afirma que "el contexto debería otorgar...", y creo que de ahí se deriva una "obligación" para el contexto, no una necesidad. Al contexto, en algunos casos y me vas a perdonar, le importa un pimiento que te comuniques o no. Ya tiene a un buen montón de personas que se comunican y ponen en marcha los mecanismos de construcción social y generación de bienes y consumo, porque (ay, amigo) no tienen ningún problema para poder hacerlo ni necesitan ningún apoyo, alternativa, etc... para ello. Esto es por lo que creo que lo que habría que remarcar en este punto es la obligación ineludible que tienen los sistemas sociales de hacer las ciudades accesibles, interactivas, etc... teniendo en cuenta a todas las personas y colectivos que las constituyen.
Por lo demás, de acuerdo en seguir luchando contra las barreras escolares y sociales para hacer un mundo donde cualquiera pueda ser y estar. Y, qué demonios, donde haya muchas más personas que sean y se sientan especiales.
Buena suerte y muchos éxitos :-)
L.
Hola Luis!
EliminarQué alegría verte por aquí y con tan fantásticas aportaciones.
Entiendo y comparto lo que quieres transmitir con tus dos comentarios, aunque creo que es nuestro deber incidir sobre el cambio de conciencia. Claro que el Informe Warnock fue transcendental y decisivo para encontrarnos en esta situación de salto en la que hoy nos encontramos. Si lo puse entrecomillado fue porque hace ya 36 años de este informe y la situación no ha variado mucho desde entonces. No se trata de despreciar avances que lo fueron, sino de despojarnos de la fuerza con la que nacieron para que veamos que son necesarios otros avances y otros progresos igual de potentes que en su día lo fue este informe.
El problema que he intentado transmitir es que tenemos una escuela que "pasa" en muchísimas ocasiones de los alumnos denominados "especiales" Luis. Cuatro o cinco modelos de buenas prácticas no los considero como algo suficiente para afirmar, como tú lo haces, que en la escuela ya está mayoritariamente superado el que entender que la necesidad no es lo mismo que el problema. En los centros, por experiencia propia y me he recorrido ya muchos centros, el alumno con necesidades es un alumno especial, en el sentido que puse, especial = diferente. Claro que no tiene nada de malo ser especial, siempre que sea para sentirse único y genuino, no para sentirse diferente y segregado. Y claro que especialista es el que trata a los niños especiales, ponga lo que ponga en la RAE. Pregunta en cualquier cole ¿de quién es el niño con tal discapacidad? A ver si no dicen que es del especialista.
Por otra parte, entiendo la paradoja de la etiqueta (en determinadas ocasiones hay que hacer ver a ciertos colectivos como bien dices), y lo considero paradoja porque mientras unos colectivos quieren despojarse de la etiqueta, otros la necesitan desesperadamente. Quiero escribir sobre esto.
Nuestra situación es difícil pero a veces los términos son importantes cuando se trata de hacer ver que todos los niños tienen las mismas necesidades en un centro, que es la de ser atendidos como personas, no como etiquetas. Y queramos o no, hoy seguimos entendiendo ACNEE como alumno con tal problema.
Gracias por engrandecer este blog con tus aportaciones. Sabes que te considero un gran profesional y conocedor del campo de la educación especial, luchando como lo haces de verdad, con hechos, no con palabras, y eso es digno de reconocimiento. En eso estoy, en intentar tener más hechos que palabras, aunque me pueden las ganas de cambiar algo las cosas aunque sea escribiendo en este blog.
Saludos de nuevo :-)
EliminarEncantado siempre de aportar y de aprender, y desde luego de poder hacerlo contigo. Creo que haces mucho por el cambio de conciencia y que te escuchan, como te escucharon recientemente en el llamamiento que hicieron desde la Consejería, o allá donde eres requerido para compartir tus saberes y experiencias. Los hechos ya irán llegando, porque en realidad ya han llegado. Estamos en un periodo de transformación, de hacer más cambios y menos papeles, de ir consiguiendo que el alumnado pueda aprender de una forma cada vez más satisfactoria y personalizada.
Sobre lo del "¿y tú de quién eres?" creo que va pasando a la historia, y los tutores y tutoras cada vez se compromenten más con lo que no es específico de nuestro trabajo como especialistas. Otra pregunta legendaria que está en extinción es aquella de "¿y qué nota le pongo?" :-))) No sé. Quiero tratar de ser positivo y entiendo que desde que empecé en el 98 hasta ahora las cosas han cambiado para bien.
Tomo nota de la paradoja del etiquetado, y espero que escribas sobre ella pronto, para que podamos intercambiar opiniones al respecto, también.
Gracias por el blog. Nos leemos :-)
L.
[Donde digo "Creo que el hecho de que todavía nos reste mucho camino por recorrer en lo que a inclusión escolar y social se refiere, suponga que tengamos que valorar como poca cosa lo que se ha conseguido hasta ahora", debe decir "No creo que el hecho de que todavía nos reste mucho camino por recorrer - en lo que a inclusión escolar y social se refiere-, suponga que tengamos que valorar como poca cosa lo que se ha conseguido hasta ahora", porque lo he expresado mal al redactarlo]
ResponderEliminarSaludos.
L.
Hola Antonio
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo con su nota. Creo que ya es hora de dejar de cargar a los discapacitados con la responsabilidad de, además de asumir sus propias limitaciones, tener que disimularse entre la norma lo más posible con toda la frustración que eso supone, y a veces la culpa que conlleva. Lo que subyace en esto es que si tenemos que cambiar para normalizarnos es porque somos defectuosos, deficientes, etc., y no es esa una buena forma de construirnos como personas desde la infancia misma. Lo que debería normalizarse es la idea de diversidad, tanto en la conformación de las personas como en los recursos que se pueden utilizar para conseguir un mismo fin. La idea de que para resolver ese problema de matemática solamente se puede seguir el camino presentado por el docente es, además de falsa en muchas oportunidades, limitante. Una persona tiene múltiples herramientas de comunicación, la sociedad establece como apropiadas solamente algunas, descartando otras o tomándolas como alternativas menores y de poco valor.
La discapacidad está muchas veces en la mirada de la sociedad hacia los individuos, más que en las personas mismas, y sería enriquecedor para todos revertir eso. En muchas ocasiones pareciera que tenemos que esforzarnos en simular normalidad para no perturbar a los demás. Un ejemplo de esto son las vueltas que se dan para nombrar a los diferentes colectivos: discapacitados, personas con discapacidad, personas con capacidades diferentes... si se fijan estos vericuetos lingüísticos son propios de sus padres, docentes, terapeutas, etc., los propios discapacitados no tenemos necesidad de los eufemismos. Yo soy autista, obviamente soy persona, que insistan en la necesidad de explicitarlo para no ofendernos es ofensivo, parece que nadie se da cuenta de eso.
Respecto de la paradoja de las etiquetas, un par de ejemplos de grupos que se aferran a sus etiquetas: los sordos y los autistas. Como ya dije, soy autista, me expreso mayormente por escrito y conozco la lengua de señas para comunicarme en algunos contextos en donde me resulta más eficiente que el papel y el lápiz. Por tal razón, conozco la posición de muchos de los integrantes de ambas culturas. Porque sí, tanto los sordos como los autistas adultos hablamos de diversidad, y dentro de ella los sordos se refieren a la 'cultura e identidad sorda' y entre sus atributos propios está la lengua de señas, su lengua natural; y los autistas planteamos nuestra forma de sentir y pensar el mundo, tan válida como cualquier otra.
No conocía el blog, este artículo es una muy buena introducción, así que seguiré por aquí.
Muchas gracias, saludos.
Nouríyah
Así es, Nouriyah. En la etiqueta no se quiere reflejar la discapacidad, sino la diferencia. Por eso los sordos reivindican la etiqueta de "sordo" pero reniegan de la de "sordomudo". En el término "sordo" no se quiere necesariamente resaltar la falta de audición sino una identidad diferente basada en una forma de entender el mundo que prioriza lo visual y una lengua propia que condiciona igualmente su conceptualización de todo lo que existe.
EliminarEstimado compañero,gracias por tan excelente artículo!
ResponderEliminarMe gustaría poder publicarlo, con tu permiso, en mi blog.Es posible?FELIZ DÍA !!!MIS MEJORES DESEOS!!!
Gracias Marién. Por supuesto, comparte. Saludos
EliminarDe nuevo gracias!Es muy gratificante leerte y comprobar que con tus artículos estás trasmitiendo el verdadero sentido de la labor docente!MIS MEJORES DESEOS,!!
EliminarLo cierto es que parece que ningún término llega a ser ideal del todo. Los que llevamos algún tiempo estudiando nos damos cuenta de que el término que hoy es ajustado se convierte en algo anticuado y discriminante en cierta manera con el tiempo. Algunos le llamarán evolución, yo no lo niego, pero sí me veo cada vez más crítica con cada nuevo término que aparece año sí, año también. Lo mínimo es pararse a reflexionarlo y agradezco que lo hayas sacado a colación.
ResponderEliminarMe voy a mojar diciendo que tampoco me parece más adecuado el término "barreras para el aprendizaje y la participación". Una necesidad especial no deja de ser una barrera que superar, que esa necesidad personal deba ser subsanada por el sistema educativo es tan evidente como que debemos seguir trabajando para que no existan barreras durante el proceso. Realmente a ambos términos se les podría dar la vuelta jugando con el lenguaje para llegar a considerarlos discriminantes o poco inclusivos.
Me pregunto también, en un mundo tan burocratizado como el actual, ¿cómo influiría que ya no hablásemos de alumnado con necesidades especiales? Entiendo que al tratarse de barrearas en el aprendizaje deberíamos elaborar informes para todos y cada uno de los alumnos concretando el modus operandi de su proceso de enseñanza-aprendizaje para librarlo de posibles obstáculos. Porque, claro, hay alumnos que aprenden adecuadamente pero seguro, seguro que podrían aprender mejor con una metodología más ajustada a sus características. Todos lo vemos en las clases, a diario. Notamos cómo esta niña hace responde especialmente bien a este tipo de dinámicas y a este otro se le da mejor otra distinta. Por tanto, habría que evaluar e informatizar previamente sus características motivacionales y estilo de aprendizaje y trabajar en base a esos resultados. Un aprendizaje realmente ajustado a cada persona, como un guante. Ojalá sea posible y yo pueda participar y verlo (sin morir en el intento).
Tengo la sensación de que todos queremos hacerlo cada vez mejor pero nunca es lo suficientemente valorado. Desde las nuevas corrientes se apuesta por un continuo cambio al que ni siquiera ha llegado la sociedad, la política, la economía... Se dirá además que el primer paso del cambio nos corresponde a nosotros. No me parece mal, pero sí creo que hacen falta medios, convicción, formación real y práctica y, sobre todo, motivación. Al final lo que nos mueve es darnos cuenta semanalmente del avance de nuestro alumnado, aprender de nuestras experiencias y mejorarlas (en eso estoy muy de acuerdo con el Index por la inclusión).
Gracias por el post y por este ratito de reflexión.